Un
débil pero repuesto Paul McCartney fue visto caminado, junto a su esposa, por
las calles de Londres, el pasado fin de semana, después de la misteriosa afección
viral que lo aquejo y obligo a cancelar sus actuaciones en Japón, un días después
de su llegada a ese país.
El beatle, de 71 años de edad, vestía un mono
deportivo y se le veía contento, al punto que hizo su característico gesto del
“pulgar hacia arriba”, para subrayar su condición
de franca mejoría.
El músico, sin embargo, parece haber elegido
un mal día para salir porque durante toda la travesía no paro de lloviznar en
la capital inglesa por lo que tuvo que sostener un paraguas en sus manos
mientras su mujer lo tomaba del brazo.
Fuentes cercanas al músico asegurar que durante
su convalecencia en el hospital de Tokio, Nancy Shevell, no se separo de él ni
un instante.
Hasta la fecha se desconoce si el músico seguirá
adelante con el cronograma de conciertos que tiene previsto para este mes en
los EEUU o si regresara al Japón para resarcir a sus seguidores que llegaron a
pagar hasta mil dólares por un boleto para uno de sus espectáculos.
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