
Para defenderse de las acusaciones, Harrison
tuvo que mostrar en la corte como había
compuesto su legendaria canción.
Al final el juez dictamino que el ex Beatle había
“robado inintencionalmente” el gran éxito que grabaron “Las Chiffons” a
principios de la década de los sesenta y la había “reescrito” en la forma de “My
Sweet Lord”
El juicio fue largo y tedioso y como colorario
Harrison tuvo que desembolsar una gran cantidad de dinero para compensar los
royalties que reclamaba la casa editora “Bright Tunes” que manejaba los
derechos musicales de canciones de “Las Chiffons”
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