
En 1962 publicaron su primero sencillo, “Love
me do”, pero no sería sino al año siguiente, con “Please Please Me”, que el
cuarteto de Liverpool llegaría al primer lugar de las carteleras de éxitos de
su país.
El éxito avasallante de la banda se convirtió
en noticia de primera plana en los medios noticiosos del reino unido cuando el
grupo actuó en el prestigioso “London Pavillion”, frente a un nutrido grupo de
fans que descontroladamente comenzó a gritar y llorar frente a sus ídolos lo
que provoco que la prensa acuñara por primera vez el término “Beatlemania”.
Este fenómeno, inédito en la historia de la
musica inglesa, se repetiría cada vez que John, Paul, George y Ringo se
presentaban en un escenario y a finales de 1963 comenzó a expandirse por
algunas capitales del norte de Europa.
En octubre de 1963, el famoso presentador
norteamericano Ed Sullivan, célebre por ser el conductor de un show dominical
que llevaba su nombre para el canal CBS, se encontraba de paso en terminal de Heathrow,
en Londres, cuando de pronto fue abordado
por una apasionada multitud de jóvenes histéricos que corrían a lo largo de
todo el lugar.
Inicialmente
Sullian pensó se trataba de la llegada de la reina pero después se enteró que
se trataba de una banda, llamada los Beatles, que acababa de llegar de Suecia.
Rápidamente, Ed Sullivan se puso en contacto
con Brian Epstein, para concretar algunas presentaciones del grupo en su
programa.
Este histórico acontecimiento, ocurrido hace
cincuenta años, ha sido celebrado recientemente por todo lo grande en los
EE.UU. porque marco un antes y un después en lo que al rumbo de la musica
popular de esa nación se refiere.
A continuación, la historia:
El
22 de noviembre de 1963, ocurrió en Dallas, Texas, uno de los momentos más
tristes y lamentables de la historia de los EE.UU.; John F. Kennedy, uno de los
presidentes más queridos de ese país, era asesinado impunemente mientras
recorría una de las avenidas más transitadas de la ciudad.
La noticia se rego como pólvora en todo el planeta
y sumió en tragedia y llanto a un pueblo norteamericano desconcertado, afligido
y carente de respuestas ante el terrible asesinato.
Justo aquel día era publicada en Inglaterra la
segunda obra discográfica de un singular cuarteto, llamado los Beatles, que
causaba furor en su país.
Formada por John Lennon en la segunda
guitarra, Paul McCartney en el bajo, George Harrison en la guitarra solista y Ringo
Starr en la batería el grupo se distinguía, no solo por escribir sus propias
canciones, sino porque la voz principal era compartida por todos los miembros
de la banda, algo completamente inédito en la historia musical de esa nación.
Los Beatles provocaban verdaderas escenas de
histeria colectiva. Llevaban el pelo largo, eran irreverentes, solían responder
chistosamente las preguntas que le hacían los reporteros y en ocasiones comían
chicle en el escenario.
Sus canciones, impecablemente producidas e
inmensamente pegajosas, eran sonadas incesantemente en las radios de todo el
reino unido y comenzaban a propagarse por Europa.
Con
temas como “Please, Please Me”, “From me to You” y “She Loves you”, que se convertiría
en el primer sencillo en vender más de un millón de copias en el reino unido,
los Beatles se encontraban en el tope de las carteleras y se preparaban para
publicar su cuarto sencillo, una canción llamada “I Want to Hold Your Hand” que
John y Paul compusieron en el sótano de una casa en Londres propiedad de los
padres de Jane Asher, por entonces novia de McCartney.
Sin
embargo, y a pesar de que sus canciones ocupaban los primeros lugares de buena
parte del viejo continente, la discográfica Capitol, subsidiaria del sello
ingles EMI en los EE.UU., con el cual los Beatles estaban obligados
contractualmente, se rehusaba publicarlas.
Todo
ello cambio inesperadamente con la llegada de “I Want to Hold Your Hand”. De
pronto los Beatles comenzaron a hacerse notar en suelo norteamericano. El
sencillo se disparó directamente al primer lugar y el sello Capitol se apresuró
publicar un Long Play, llamado “Meet The Beatles” que no era más que una compilación
de canciones de los dos álbumes
anteriores del grupo con la multimillonaria inclusión de “I Want to Hold Your Hand”.
Semanas antes, Ed Sullivan, un destacado
animador de televisión, conductor de uno de los programas de variedades más
vistos de los EE.UU., como era “El show de Ed Sullivan”, había sido testigo del
monumental recibimiento de los Beatles en su país después de una breve gira por
Estocolmo.
Seguro
de que el público de los EEUU también sucumbiría ante el encanto de John, Paul,
George y Ringo, Sullivan se apresuró firman con Brian Epstein un contrato para
los Beatles en su programa dominical.
La fecha, 9 de febrero de 1964, no podía ser más
propicia ya que para ese momento “I Want to Hold Your Hand” se encontraba sólidamente
descansando en la posición de honor de la cartelera Billboard, único requisito
que exigió la banda para viajar a los EEUU.
El
vuelo 101 de la extinta línea área Pan Am despego temprano de Londres. En su
interior cuatro músicos llamados John, Paul, George y Ringo, la esposa de Lennon
Cynthia Powell y algunos ayudantes de la banda, se encontraba nerviosos. Desde
muy temprano en su carrera habían admirado el rock and roll venido de los EEUU,
sus ídolos de infancia no eran otros que Elvis Presley, Carl Perkins, Buddy Holly,
los Everly Brothers y Little Richard,
todos oriundos del nuevo continente.
A los Beatles les sonaba extraño y escurridizo
el éxito en esa nación de gigantes y tenían miedo de hacer el ridículo. Nunca
antes, con la notable excepción de un joven clarinetista llamado Acker Bilk, un
músico británico había logrado llegar al puesto número uno de la cartelera Billboard
norteamericana.
Que de nuevo tenían los Beatles que ofrecer
sino eran más que unos atentos y obedientes discípulos de las grandes estrellas
norteamericanas?
Sin embargo, mientras cruzaban el atlántico un
inmenso enjambre de más de cuatro mil adolescentes y cerca de doscientos
reporteros comenzaba a agolparse en los alrededores en el terminal John F Kennedy
de Nueva York.
Gritos de emoción se escuchaban por doquier
mientras los agentes de seguridad del aeropuerto intentaban de apaciguar la
envolvente energía de los fans.
También llegaban periodistas de toda parte del
país ansiosos de conocer y entrevistar aquel nuevo y fantástico nuevo fenómeno
musical.
El avión que trasladaba a los Beatles aterrizo
en la gran manzana a la una y veinte de la tarde del viernes 7 de febrero de
1964. Basto que se abrieran las compuertas de la nave para que explotara un
rugido ensordecedor de chicos y chicas deseoso de tocar, ver, sentir a sus ídolos.
Un pandemonio colectivo se desato en el recién
bautizado terminal JFK: gente corriendo por todas partes, uniformados tratando
de contener al público, el flash interminable de las cámaras fotográficas.
Los Beatles aturdidos con el recibimiento se
mostraban extrañados y saludaban tímidamente a sus fans que, según el novelista
Tom Wolf, que se encontraba cubriendo la noticia para el diario New York Herald
Tribune”, trataban de saltar por encima de un muro de contención.
Muchas fotografías de aquel evento forman hoy
parte del acervo gráfico y cultural de los EEUU como el de una niña, que
llorando ante un pedazo de grama que sostiene en sus manos donde minutos antes
había caminado Ringo Starr, es recogida por un policía.
Años más tarde el propio baterista recordaría
la llegada de la banda a los EEUU como si se tratara de “un pulpo gigante que
con sus grandes tentáculos hubiese atrapado el avión y los hubiera arrastrado
hasta el suelo de Nueva York”.
Dentro del terminal el grupo ofreció su
primera rueda de prensa en suelo norteamericano salpicada de humor por sus
alocadas e ingeniosas respuestas, como cuando un periodista le pregunto a John Lennon
a que le atribuían su éxito y este contexto “si lo supiéramos formaríamos otra
banda y seriamos sus managers”.
Los
empleados del elegante Hotel Plaza de Nueva York no lograban comprender ni
procesar lo que ocurría.
Días antes, un señor llamado Brian Epstein, en
representación de cuatro hombres de negocios, llamados John Lennon, Paul McCartney,
George Harrison y Richard Starkey, había reservado unas suites en hotel.
Ahora una multitudinaria concurrencia, formada
principalmente por jóvenes de entre los 13 y 20 años, se apostaba en las
afueras del edificio, llorando, improvisando cánticos con la frase “We Love You
Beatles” y gritando los nombres de los
cuatro supuestos “cuatro empresarios”.
El grupo finalmente arribó a finales de la
tarde provocando una verdadera estampida en los alrededores de la quinta
avenida.
Los dos únicos Rodies de los Beatles, Neil Aspinall
y Mal Evans, no se daban abasto y tuvieron que llamar a la policía para
contener la muchachada.
Desde
el balcón, John, Paul, George y Ringo saludaba ocasionalmente a sus fans que se
revolvían literalmente en el piso tras cada una de sus salidas.
En
el interior del hotel los Beatles, sorprendidos y agotados con el recibimiento,
ofrecían entrevistas telefónicas a una cantidad de periodistas y en especial a
uno, llamado Murray the K, un Dj que fue vital para dar a conocer la musica de
la banda en los EEUU.
Al
día siguiente, en los estudios de la CBS en Nueva York, ubicados en la cercana
avenida Broadway, los esperaba Ed Sullivan y su equipo.
El grupo llego sin George Harrison que tenía
fiebre y tuvo que ser sustituido durante los ensayos, primero por Neil Aspinall
y después por uno de los técnicos del staff de productores del programa llamado
Vince Calandra que vestía un traje parecido al de los Beatles.
El
show de Ed Sullivan no era más que un programa de variedades donde se
presentaban una gran cantidad de artistas desde payasos, comediantes y magos
hasta cantantes y obras de teatro como Hamlet que en aquella ocasión conto con
la participación de un aspirante a actor, llamado David Jones, que
posteriormente se convertiría en uno de los Monkeys.
![]() |
Vince Calandra con Los Beatles |
A mediados de la década de los cincuenta el
show de Ed Sullivan hizo historia con la presentación de Elvis Presley y otras
artistas de gran renombre en la primera ola del rock and roll.
Despues
de los ensayos John Lennon, Paul McCartney y Ringo Starr dieron una vuelta por
el Central Park acompañados de varios reporteros y luego regresaron al hotel
para descansar y esperar el gran día.
El
9 de febrero de 1964 amaneció húmedo y frio. En los estudios del canal CBS
reinaba la expectativa.
El centenar de butacas del estudio a duras
penas se dio abasto para la gran cantidad de
personas interesadas en ver el show en vivo.
La temperatura subía con el final de cada acto
y el inicio de uno nuevo hasta que como a eso de las ocho de la noche, Ed Sullivan
se dirigió a la teleaudiencia para anunciar lo que todos esperaban.
John, Paul, George y Ringo, elegantemente
vestidos con trajes color negro, arrancaron su actuación con una soberbia interpretación
de “All my Loving” que provoco la reacción inmediata del público presente que
no dejo de gritar ni un minuto.
La
actuación del cuarteto de Liverpool aquel histórico 9 de febrero de 1964, en el
show de Ed Sullivan, fue vista por más de 73 millones de personas, es decir un
poco menos de la mitad del país y durante su transmisión no se cometió ni un
solo delito en la ciudad de Nueva York.
El grupo interpreto otras canciones como “She
Loves You” y “Til There Was You” en la que los productores del espacio
aprovecharon para escribir el nombre de cada uno de los Beatles en la pantalla mientras las cámaras se posaban sobre sus
rostros.
Cuando le llegó el turno a John Lennon se le
agrego la frase “lo siento chicas, está casado”.
El
debut de los Beatles en el programa de Ed Sullivan fue visto por una gran cantidad
de futuros artistas de la talla de Billy Joel, Tom Petty y Alex Van Halen quien
rápidamente dejo la guitarra para tocar la batería como su ídolo Ringo Starr.
No se sabe a ciencia cierta la cantidad de
bandas de rock que se formarían en los EEUU gracias a esa primera actuación del
cuarteto en el show de Ed Sullivan pero al día siguiente todo el mundo comenzó
a dejarse el cabello largo y parecerse físicamente a ellos.
El fenómeno permitió la llegada de otras
bandas británicas como los Rolling Stones, The Who, los Hollies y los Fourmost
por lo que la prensa comenzó a describirlo como “La Invasión Británica”.
Dos
días después de aquella histórica presentación frente a las cámaras del “el
show de Ed Sullivan”, el grupo tomo un tren con destino a Washington donde, el
11 de febrero de 1964, ofrecieron su
primer concierto en el extinto “Coliseo de Washington”, en pleno corazón de la
capital de los EEUU, frente a más de ocho mil fanáticos enloquecidos.
El concierto fue filmado para la posteridad y
denota el entusiasmo y la energía que emanaba del cuarteto en aquellos días
pese a las limitaciones técnicas y el pobre sonido de sus amplificadores.
Durante el concierto, en el cual hubo pausas
regulares para que el grupo pudiera enfrentar al público en todas las
direcciones, Ringo Starr se vio obligado
a mover él mismo la tarima donde se encontraba la batería por el caos reinante
y la pobre organización
La noche siguiente los Beatles se presentaron
en el prestigioso teatro “Carnegie Hall”
de Nueva York donde fueron recibidos por más de mil personas.
Tras este concierto, el grupo viajo a la
ciudad de Miami para alojarse en el hotel Deauville donde se transmitirá una
segunda emisión del grupo en el show de Ed Sullivan.
Aquella
actuación de los Beatles, celebrada el domingo el 16 de febrero de 1964, fue
vista también por más de setenta millones de personas y marcaria otro hito en
la historia de la televisión norteamericana ya que batió todos los records de
audiencia.
Los
Beatles inmensamente satisfechos con el éxito y la acogida recibida regresaron
a Inglaterra el 22 de febrero de 1964 y fueron recibidos en el aeropuerto de Heathtrow
por más de diez mil fanáticos.
Esa breve gira del cuarteto de Liverpool por
los EEUU, hace cincuenta años, en febrero de 1964, marcaría un antes y un después
en lo que al rumbo del mundo del entretenimiento se refiere.
El episodio ha volcado nuevamente la mirada al
fenómeno de los Beatles con una gran cantidad de eventos, exposiciones, documentales,
así como un interesante especial de televisión, llamado “A Grammy Salute To the
Beatles”, que contó con la participación de los dos sobrevivientes Beatles Ringo
Starr y Paul McCartney quienes interpretaron los temas “With a Little Help From
my Friends” y “Hey Jude” y revisitaron, junto a David Letterman, el mismo
escenario donde hace cincuenta años conquistaron américa para siempre.
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