Una
cinta con el último concierto de los Beatles en el estadio Candlestick Park de San
Francisco, el 29 de agosto de 1966, ha salido a relucir recientemente por la internet.
Consciente
de que aquel seria el fin de las giras del cuarteto, Paul McCartney le pidió a
su asistente de prensa, Tony Barrow, que registrara el show para la posteridad
en un rudimentario grabador de casettes que coloco en uno de los laterales de
la tarima.
El grupo toco tan solo once canciones y como
el casette tenía una duración de treinta minutos en cada lado, a Tony Barrow se
le olvido voltearlo por lo que la interpretación final de “Long Tall Sally”
quedo cortada.
Lo que llama la atención de este último
concierto de los Beatles, en la sede de los gigantes de San Francisco, es que
fue visto por menos de la mitad de la
capacidad total del estadio, lo que nos lleva a pensar que la decisión del
cuarteto de abandonar los escenarios, no fue del todo equivocada.
Las entradas oscilaron entre los cuatro y seis
dólares y el grupo obtuvo una ganancia neta de más de noventa mil dólares, una
cifra realmente abultada para los parámetros de la época.
Solo existen dos copias del casette, una en posesión
de Paul McCartney y la otra que quedo guardada en el escritorio de Tony Barrow,
por lo que la aparición de esta grabación en las redes se considera uno de los
descubrimientos más grandes de la historia de la música popular.
Al final del concierto, en camino al
aeropuerto, se le escucho a George Harrison decir: “ya está, se acabó, ya no
soy un Beatle”, sin embargo, todavía faltarían muchos años más de éxitos y
grabaciones memorables antes de la separación definitiva de la banda en 1970.
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