Un indigente británico, llamado Anthony Silva, recibió una recompensa de Tres Mil Doscientos dólares por haber encontrado, sana y salva, una cabeza de cera del Beatle Paul McCartney que un subastador, de nombre Joby Carter, había dejado olvidada en una estación de trenes al oeste de Inglaterra. La “cabeza de McCartney” iba a ser subastada en los próximos días por un precio base de Quince Mil Trescientos dólares cuando Carter se dio cuenta que la había perdido en el trayecto a su oficina en Londres. Al encontrar la extraña figura de cera, el indigente pensó que se trataba de una “mascara de Halloween” pero después, gracias a la lectura del periódico donde dormía, se entero que su dueño estaba ofreciendo una recompensa a cambio de la cabeza. El cuento parece tan irreal y cómico, que algunos aseguran que se trata de un ardid publicitario para encarecer el precio de salida de este figurín en cera de Paul McCartney, hecho en 1960 para el museo de madame Tussaud de Great Yarmouth, que será s...