
“La mayoría de las personas alientan a sus
hijos a dejar la batería por un instrumento menos ruidoso”, asegura la nota,
“pero quizá reconsideres tu decisión cuando te enteres la fortuna que han
amasado estos treinta músicos golpeando
unos tambores”.
La lista la encabeza Ringo Starr, de los Beatles,
con trescientos millones de dólares, seguido de Phil Collins, de Génesis, con
doscientos cincuenta millones y David Grohl, de Nirvana y Foo Fighter, con la
nada despreciable cantidad de doscientos veinticinco millones de dólares.
Figuran también en esta lista con los
bateristas más ricos del mundo otros grandes baquetas como Don Henley del grupo
Eagles, Charlie Watts, de los Rolling Stones y Stewart Copeland del grupo Police,
en la decimo segundo posición, con ochenta millones de dólares.
En relación
a los anterior, nos permitimos recordar un curioso y divertido incidente: en la
entrega de los premios Brits, hace ocho años, el baterista Nick Mason, al
recibir un galardón en nombre de su banda, Pink Floyd, comento jocosamente que
“detestaba los chistes sobre los bateristas” pero en particular uno que conto
esa noche: “El niño le dice a su madre “Mama cuando sea grande quiero ser
baterista””. “Imposible”, contesto la madre…”no se pueden ser las dos cosas al
mismo tiempo…..”
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