
McCartney compro este carro en 1964, en pleno furor de la Beatlemania, por tres mil ochocientas libras y solía conducirlo con frecuencia por las calles de Londres junto con su novia Jane Asher y amigos del medio artístico como Mick Jagger de los Rolling Stones y Roger McGuinn del grupo norteamericano “Los Byrds”.
Antes de cerrar la operación, McCartney le pidió a la fabrica algunos cambios y mejoras en el sistema de suspensión así como la incorporación de cauchos cromo de alambre de lo que se desprende que el músico conocía muy bien los detalles de su vehículo.
Con un marcador máximo de 150 millas por hora, este famoso Aston Martin de dos puestos, color verde botella, venia equipado con un equipo de alta fidelidad, marca Phillips, una total novedad para la época y un lujo que sólo un Beatle se podía dar.

Los demás Beatles no se quedaron atrás a la hora de comprar carros lujosos. En 1965 John Lennon compro un Rolls Royce Phantom V que meses después transformo en toda una obra psicodélica y tres años después George Harrison hizo lo mismo adquiriendo un monumental Ferrari 365 GTC que paso bajo el martillo algunas semanas atrás por poco más de cuatrocientos mil euros.
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